-¡Hay que apretar cuea! ¡rajemos!-
-¡Pero por qué!, ¡pero si no hemos hecho
ninguna cuestión!- exclaman replicando los compañeros de pandilla
Pero esto nunca se ha tratado de si
hicimos o no algo malo. Nos toco
ser los débiles en la repartija de roles, a los que les toca tener que huir. No
elegimos este puto juego (más bien este nos eligió a nosotros) y no nos queda
más que jugarlo. Ojala la noche con su manto de oscuridad nos volviese invisibles
pa que no nos pillen. Yo ya he jugado a esto antes y se perfectamente lo que
pasa cuando nos pillan: encierro en el basurero y torturas varias. Por las
rendijas de la puerta capaz que nos meen.
Prefiero jugar a las escondidas normales, a la cebollita
con pelos o al caballito de bronce,
como le dicen en otros lares. Mejor todavía si se pudiera jugar a las pilladas chinas o al semáforo, pero en este grupo somos puros
cocos así que no pasa ná. En la noche no jugamos ni al taca taca ni al Nintendo, y los grandes mandan eligiendo el juego,
asi que nosotros no tenemos ni pito que tocar.
Ya nos largaron a correr, tenemos diez
minutos pa apretar cuea! Dejo atrás varias cuadras a ver si encuentro refugio en
algún desconocido block del vecindario. La espera durante el encierro es un
infierno, los pasillos del block elegido siguen iluminados advirtiendo nuestra
presencia en medio de la penumbra reinante en el resto del vecindario. Mala
cosa. En cualquier momento aparecerá uno de los jefes olisqueándonos como un
perro hambriento que encuentra su presa.
-Mejor huyamos de aquí. Vamos a los
tubos, seguro que ya deben haber buscado allá- les digo a mis compañeros de
penurias.
-Es que los tubos están pasaos a pichi-
me dice el Panza no exento de razón.
Pero que estén pasaos a pichi es lo de
menos, mejor eso a que nos saquen la cresta por culpa de una luz que no se
apaga. El Panza se me pega siempre en
el escondite porque el loco esta solo en el juego. Su hermano mayor ya esta muy
grande y no juega ya con nosotros. Mi hermano en cambio es uno de los jefes y
es de los que más mandan porque es el más alto así que el resto de los jefes
siempre le respetan.
Al final, si nos pillan, toda la
dialéctica de los roles se resuelve en un ínfimo instante. Si en mi hermano pesa
más el rol "hermano protector" tendré suerte al menos yo. Si en cambio pesa más
el rol de "Jefe de la cuadrilla de matones cenetas"
ensimismados en su poder, las veremos verde todos. En caso de zafar mi
incógnita es el Panza, ¿acaso le alcanzarán las atribuciones de liderazgo a mi
hermano para salvarnos de la golpiza y el pichi a los dos?
Hemos tenido suerte, ni encierro, ni
golpiza ni pichi sufrimos. Mi hermano nos salvo. Pero en la cuadrilla de
matones protestan exigiendo carne para la picadora. El guatón Jaime que es un jefe más pusilánime y menos respetado no
duda en ofrecer para el sacrificio a su hermano pequeño, Rony mocos, a fin de escalar en querencias dentro de la manada de
hienas. El mal se apacigua por un instante cuando cobran su cuota de sangre.

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